metáfora

18:29. Esperas un tren que viene con retraso. Has conseguido un asiento entre la gente sentada en los bancos y te limitas a observar. Allí, rodeado de gente que espera el mismo tren, estas solo frente a tus pensamientos, no tienes otra cosa que hacer.
Por la otra vía pasaron unos tres trenes, el tuyo sin venir. El primero pasó vacío, el segundo lleno de gente apretujada. Los miras, y piensas que quizás alguien este pensando en ti o te este mirando igual que tu miras a los pasajeros del tren. O quizás algún pasajero del tren a rebosar de gente te este mirando a los ojos fijamente, y no te des ni cuenta. Quizás alguien piense - pobre amargada esperando un tren!-.
Piensas en el tren vacío ¿de donde vendrá? Y el otro lleno seguramente de aquellos que vuelven del trabajo. Mientras piensas todo esto el tren se fue.
De pronto llega un nuevo tren, el tuyo, y esta aún más lleno que los que viste hasta ahora. Dudas en entrar o esperar uno más vacío, pero entras. Y entre la multitud hueles al de al lado, notas el sudor en la barra del techo y respiras el aliento de un hombre que no conoces de nada. Y allí metido, dudas en salir de ese tren donde te sientes atrapado, te gustaría estar fuera, y observas ahora a los que esperan su tren en la estación, y no bajas.
Por fin llegó tu estación, te haces paso y bajas, es tu lugar, vuelve a respirar.