Aún están las calles rotas, los trenes moribundos. Las farolas siguen siendo naranjas y las tardes igual de largas. Mendigos cotidianos, mercados de penas, estraperlo de caricias, aceras demacradas. Todo sigue igual. Todo. Los perros siguen casándose con gatos. Las almas continúan siendo egoístas, todas a lo suyo. Una huye de todas. Todas rehúyen del resto. Los bares huelen como siempre. Ni los dueños han cambiado. Los parques, por suerte, son verdes todavía. Las plazas mantienen las fuentes de agua cristalina que siempre me recuerdan a ti. El ruido de las avenidas es ese arrullo noble, burbujeante, infinito. No creo que cambie nunca. Me gusta así. Me gustará siempre. Me acordaré toda mi vida. Me siento pequeño aquí. Demasiado. No soy nadie aunque existas tú. Siempre tú. Me acompañas y eso que nunca has venido hasta aquí conmigo. Seguramente no lo hagas nunca. Sólo somos tú y yo. Madrid...

[el recuerdo de Madrid, el sentimiento de un 11-M, un gran amigo. Iván hazte un blog y sigue escribiendo que tu blog merecería la pena. Sino seguiré subiendo cosas tuyas a la web :P. Gracias por todo]