IMAGINE

diciembre 28, 2004

cuento//endevinalla

Aquel día estaba tan nervioso, su relación con ella era extraña, a penas se veían. Cuando él llegaba, ella huía por el otro extremo, doblaba la esquina, a penas podía verle la espalda. Ella andaba vacilando. Él, cabizbajo, soñaba con poder mirarle algún día la cara. Ella soñaba con verle los ojos, jamás lo había conseguido.

Después de mucho tiempo se iban a ver. Se dice que los polos opuestos se atraen. Él estaba deseoso, tenía la ilusión de un niño por verla. Ella también lo deseaba pero no lo mostraba tan exteriormente como él.

De él se decía que hacía de la vida una alegría, era optimista, esbelto, estricto y puntual, sobre las 6 ya estaba en la puerta, siempre presente, nunca llegaba tarde, se dice que vive tras las montañas del horizonte, yo nunca lo ví irse hacía allí, aunque por las mañanas viene por ese camino, sobre las 6 de la tarde ya volvía a casa para cenar.

Ella es como la flaca, duerme de día, para cuando cae la noche bajar a la ciudad, siempre venía acompañada, cada semana cambiaba su vestido de gala, aunque muchas noches no aparecía.

Por fin llegó la hora, ¡Qué noche más bella! Medio mundo estaría mirándolos. Al principio más bien parecía un combate de boxeo, él aparecía por la derecha, vergonzoso, con sus andares de hombretón, esta vez brillaba más que nunca. Ella con una sonrisa dibujada en su tierna cara, lo esperaba con los brazos abiertos, estaba tan guapa...

Y así fue como en encontrarse se fundieron en un tierno beso, en un abrazo, la abrazaba con tanta fuerza, la arropaba, se acariciaban y se susurraban al oído. No querían separarse jamás, aunque en realidad les desesperaba saber que tan solo estarían juntos unos minutos, después tendrían q esperar una eternidad hasta volver a verse.

Poco a poco sus cuerpos se fueron separando, ella se agarraba fuerte a sus manos, no quería soltarlo pero aquella maldita fuerza pudo con ellos, con su amor, se separaron, cada uno con su lamento, con sus lágrimas. Tenían la pena de tener que esperar tanto tiempo, pero la esperanza de saber que algún día se volverían a encontrar. Eran dos astros separados por la fuerza, pero unidos por el corazón.